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Representar al Estado de la República de Haití ante el Estado de la República de Chile.

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Fortalecer las relaciones bilaterales entre los dos estados.

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Informar al Ministerio de Relaciones Exteriores sobre la situación política, económica, social y cultural de Chile.

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Proteger los intereses del Estado haitiano y sus ciudadanos en Chile dentro de los límites reconocidos por el derecho internacional.

Hoy en día, una Embajada representa a un país y su Gobierno en el extranjero. Por lo tanto, el Jefe de la Misión es siempre, en su país de residencia, la imagen de su Jefe de Estado. Pero originalmente, el Embajador representaba a su Soberano ante otro Soberano. Esta es la razón de los honores que siempre se les rinden y que se dirigen no a su persona como tal, sino a su país.

El rol de la Embajada es esencialmente del orden diplomático, y su misión es negociar entre los Gobiernos. Por ende, tiene la función de representar a su Gobierno ante las autoridades del país donde se encuentra.

En la relación amistosa que comparten la República de Haití y Chile, el Embajador residente de Haití en Chile representa no sólo al Jefe de Estado - el Gobierno, sino que también a la nación haitiana en todos sus componentes, sin tener necesariamente una lealtad política.

Trabajando bajo la autoridad del Ministro de Relaciones Exteriores de Haiti, el Jefe de Misión de nuestra Embajada es el depositario del Estado de Haití ante el Gobierno de Chile, el Estado receptor, para la implementación de la política exterior de Haití. Como resultado, el Jefe de Misión es el intermediario entre las dos naciones. La Embajada transmite los mensajes de ambos lados y ayuda a mantener y desarrollar la relación bilateral.

Representar a su país, también significa que hay que estar siempre listo para asumir todo lo que sucede allí, especialmente lo que está abierto a las críticas en el país de residencia. Representar a su país es, finalmente, esforzarse por ofrecer la mejor imagen posible de nuestro país, independientemente de la situación, en público y en privado. Porque el diplomático en general y el Jefe de misión en particular siempre están en representación.